Reformulando lo propuesto por Virginia Woolf en su ensayo “Un cuarto propio”, podríamos decir que para actuar y pensar lo político, las mujeres necesitan para sí un lugar propio y dinero. Este requerimiento, alguien podría protestar, también toca a los hombres. Y, en efecto, estaría en lo correcto. Entonces, me veo obligada a argumentarmejoresta sentencia. Desde su origen, el espacio público de la polis, el lugar construido para que los hombres pudieran ser vistos y oídos como iguales, organizarse y actuar en conjunto, estuvo vetado para las mujeres. Opuesto a la luz que confiere visibilidad, el mundo femenino se encontraba en elespacio privado delhogary su rolestaba asociado a la nutrición yeducación de los hijos, al cuidado de la familia y sus tradiciones. Es decir, ella permanecía atada a la necesidad, a la supervivencia, sin la libertad necesaria para poderaccederalespacio público-político. Los siglos pasarían y esta misma necesidad, consecuencia de los avatares de la guerra en el contexto de las grandes revoluciones tecnológicas impulsadas porlos hombres, empujaría a la mujer a conquistar un espacio allende al hogar familiar. Ahora, la mujer trabajadora podía reclamar su derecho a ser escuchada e inclinar, por poco que fuera, la balanza de la justicia social, presionando con paralizaciones y huelgas. Cabe señalar que, antes de esta irrupción en el espacio público, nuestra historia anterior no se reduce a años de empolvarse la nariz y hornear pasteles. Ser mujer siempre ha sido una tarea de tiempo completo, y si esta tarea en gran medida era realizada en la oscuridad ycalidez delhogar, no era poreso menos loable. Ha pasado mucha agua bajo del puente desde estas primeras y valientes incursiones, y hoy, las agendas internacionales consignan la necesidad de la participación de las mujeres en la esfera pública. En este contexto, podemos señalar, siguiendo a Arendt, que la política no solo requiere de estar libres de la necesidad, sino también de reconocer la pluralidad de visiones del mundo; acceder a esta pluralidad nos daría una imagen más completa de la realidad común. Sin embargo, la mujer sigue sin contarcon un cuarto propio. Atendiendo a la contingencia actual, vemos que la cuarentena profundizó las brechas de género, por ejemplo, en el campo académico, las mujeres están enviando menos artículos ¿Por qué? Asumo que imaginan la respuesta. Volvamos a la idea inicial: pensar y actuar requieren un esfuerzo de tiempo yespacio, dependen de estarlibre de la necesidad. Junto a las nobles declaraciones de intenciones que reconocen la importancia de la mujeren el espacio público-político, que la consignan como actor clave en la construcción de un mundo común más justo, debemos generar acciones concretas que propendan a la corresponsabilidad familiar.
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