Distintos son los escenarios que podemos enfrentar en un contexto de trabajo y que pueden acercarnos a ambientes incómodos ¿pero cómo identificarlos, prevenir y combatirlos?
Las microagresiones son expresiones de racismo o sexismo que aparecen a través de acciones o comentarios de personas de forma intencional o inconsciente. Muchas veces pueden ser frases sutiles o incluso naturalizadas, sin embargo pueden derivar en situaciones tóxicas si contribuyen a afectar la autoestima de los afectados.
Ejemplos hay muchos: Interrumpir reiteradamente a alguien, preguntarle a una persona oriental si ve bien con los ojos rasgados, hacer comentarios “chistosos” sobre un compañero/a, decirle a una profesional joven “que sabrás del negocio” o asumir que el trabajo de una mujer en el área STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) es inferior al de un hombre, entre otras actitudes son solo algunas formas de micro agresiones que afectan en la actualidad a hombres y mujeres y que se basan en una serie de prejuicios que están instalados culturalmente en la sociedad.
Valentina Figueroa Valdés, psicóloga organizacional y Máster en Gestión y Desarrollo de Personas y Equipos de la Universidad de Barcelona, aclara que todos vivimos realidades diferentes con respecto a este tema, dependiendo de qué constructo social sea un “valor” para cada entorno laboral y que la clave para evitar ser víctimas de una situación así de forma constante recae precisamente en poner límites. “La prevención siempre está en tener la certeza de una confianza básica. Cuando un individuo comienza a pensar que otro tiene el derecho a agredirme física o psicológicamente entonces tengo que tomar mi individualidad y conducirla hacia donde la valoren y respeten” agrega Figueroa.
¿Cuando se traspasan los limites hacia el acoso laboral?
Cuando las acciones antes mencionadas avanzan hacia el “mobbing” (acoso laboral) e incluyen aislamiento y discriminación laboral, faltas de respeto, difamación, entre otras actitudes, la psicóloga comenta que una de las principales consecuencias radica en el daño al autoconcepto. “Te destruye, te acostumbras a la agresión y al maltrato, y por supuesto tu vida personal también se ve afectada. Pasa el límite cuando está completamente expuesta tu seguridad y libertad de decidir sobre tu propio cuerpo y mente, y recibes amenazas, acorralamiento y hostigamiento laboral que va evolucionando en el tiempo. Si el comportamiento es repetitivo durante meses, la víctima pasa a ser manipulada y deteriorada en su autoestima acabando con su equilibrio y resistencia psicológica” señaló.
Establecer diferencias entre microagresiones y acoso laboral
Las microagresiones en nuestro país, no son un concepto jurídico, sin embargo el acoso laboral sí. En el artículo 2 del Código del Trabajo este término es descrito como \»toda conducta que constituya agresión u hostigamiento reiterados, ejercida por el empleador o por uno o más trabajadores, en contra de otro u otros trabajadores, por cualquier medio, y que tenga como resultado para el o los afectados su menoscabo, maltrato o humillación, o bien que amenace o perjudique su situación laboral o sus oportunidades en el empleo”.
Sobre este punto, Estefanía Esparza, abogada y Doctora en Derecho Constitucional, Académica del Departamento de Ciencias Jurídicas de la Universidad de La Frontera indica que la principal diferencia entre microagresión y acoso laboral radica en que “todas las conductas de agresión u hostigamiento que no cumplen con los elementos indicados, pueden ser calificadas como microagresiones. Esto ocurre cuando las agresiones u hostigamientos no son reiterados o no producen menoscabo, maltrato o humillación o no amenazan o perjudican la situación laboral o de oportunidades en el empleo” sintetizó.
Cuando buscar ayuda
Recientemente el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género en colaboración con la Dirección de Trabajo, dieron cuenta de las denuncias realizadas entre enero y diciembre de 2020, periodo en el que respecto a este ítem de acoso laboral se recibieron 1.446 denuncias de las cuales 675 fueron interpuestas directamente por mujeres, destacando entre las principales causas la vulneración del derecho a la integridad psíquica, a la honra de la persona y su familia, a la integridad física, al respeto y protección a la vida privada y a la no discriminación.
Estefanía Esparza señala que este contexto online no ha estado exento de estas conductas, pues solo cambia la modalidad en que se realiza el trabajo. Ahora bien, buscar asesoría jurídica inmediatamente verificados los hechos es importante, especialmente en estos casos.
“No hay que esperar a tener una licencia médica o que la mutualidad declare una enfermedad por estos actos. Ello se debe a que además del procedimiento establecido en el reglamento interno de la empresa, existe un mecanismo judicial denominado tutela de derechos fundamentales, por el cual puede demandarse al empleador para que cesen esta clase de conductas y este proceso tiene una fecha límite de interposición de 60 días hábiles desde que ocurre el último acto vulneratorio. Es necesario recordar que ambos procedimientos, el interno como la Tutela pueden desarrollarse en paralelo o puede optarse por uno y otro” agrega la abogada quien destaca además la importancia de no deshacernos de pruebas de los actos (por ejemplo no borrar correos donde se incurra en acoso) ya ello nos servirá para tener éxito en un eventual proceso judicial.
“Por último, no está demás decirlo, es necesario buscar ayuda profesional psicológica o médica si uno se siente vulnerada, puesto que las consecuencias del maltrato pueden ser muy graves” aconseja Esparza a quienes pasen por una situación de este tipo.