Marzo está marcado por múltiples hechos que dan el inicio a un nuevo año, laboral, académico, familiar y personal. Desde hace una década, aproximadamente, en nuestro país marzo viene acompañado de una expresión cada vez mas intensa y masiva del 8 de Marzo-8M-, con nuevas y variadas expresiones de mujeres organizadas y no, colectivos y mujeres que se definen abiertamente feministas. El feminismo ha buscado su lugar como bandera de lucha social y política, buscando denunciar y revertir la condición de subordinación de las mujeres, que bajo un modelo patriarcal genera violencia de género, inequidad laboral, falta de oportunidades, inseguridad y menos cabo humano por ser humanAs, entre otras.
El feminismo en las aulas, los círculos de mujeres y las calles, han provocado y permitido poner en duda el rol de cada una de nosotras en la sociedad, cuestionar la pertenencia doméstica y reproductiva, el sexo débil, la cuidadora, como condición “propia” o “natural” y estar destinada a una relación amorosa con otro (masculino), bajo el mandato del emparejamiento, donde nos eligen y no elegimos o no podemos des elegir.
Este cuestionarlo todo y comprender las consecuencias de vivir bajo este modelo patriarcal, sin duda pone en cuestionamiento, también, la identidad propia construida hasta ese momento. Sacudirte por esta comprensión, nos lleva a la deconstrucción propia y al renuevo de la identidad y, allí en ese punto, el apoyo con otras, la reflexión, el acompañamiento, los círculos y rondas; las prácticas de cambio sostenidas son re fundantes desde lo personal a lo colectivo; ahí en ese momento lo social y personal se vuelve un hito de transformación de subversión de lo establecido en todo su espectro.
Aquí la psicoterapia y todas las medicinas sanadoras son cruciales en su relato, puesto que han y están permitiendo levantar el velo del patrón familiar y el rol de las mujeres, de re mover y conectar con las energías vitales propias y la espiritualidad desvalorada o confundida con la religiosidad, con la creatividad y el arte como un lenguaje distinto al mental, la danza, yoga y otras que despiertan el lenguaje corporal y el escucha del síntoma organísmico, que desbloquea el sentir dormido u oprimido por ideas limitantes que no dan paso al legitimo placer y flexibilidad del cuerpo vivo, así como la meditación que ensaya el gran cambio de poner nuestra mente a disposición de nuestro ser emocional y espiritual y no éstos al servicio de la construcción mental, principal depósito de las ideas y constructos sociales opresores en torno a la mujer.
Entonces, re fundarte, es Re ConocerTe y para ello el espacio terapéutico colectivo o grupal de mujeres es muy potente en su fuerza de re aprender, de darse cuenta de lo propio por medio de otra, de quebrar la trampa del silencio y pasar a espacios de confianza y seguridad, recuperar el circulo y la energía de mujeres sanando.
Desde la psicoterapia recuperar el poder y protagonismo de la vida de cada mujer, acompañar el re nuevo y el re conocerse, para volverse consciente de su ser social, político y personal, de su energía vital de su crecimiento espiritual y de la libertad de elegir o des elegir con la confianza que da el amor propio, cuando cada una se ha dibujado a su antojo y gusto, con el desparpajo que produce la felicidad de sentirte bien contigo misma y tu entorno.
Nunca es tarde para cuestionarse la forma en que se ha vivido, nunca es tarde para re conocerse, nunca es tarde para cambiar. El cambio es la esencia humana.