\»Cuidarte para cuidar\». Suena bonita la frase, ¿verdad? Pero es real. Es una verdadera necesidad que las madres cuidemos de nosotras mismas así como también es imperioso que a nivel político, social y económico se cuide a las mamás.
Históricamente a las mujeres no nos enseñaron a cuidarnos. La transmisión es que debemos cuidar de otr@s: a hij@s, maridos, madres, padres, abuel@s, amig@s; somos maestras y enfermeras. El tema aquí es que nuestro lugar de cuidadoras no es natural: es una construcción socio-cultural que poco a poco vamos deconstruyendo.
Para cuidar las maternidades hay que partir visibilizando que es un trabajo: no remunerado, no valorado ni reconocido pero un enorme trabajo en sí. Lograr que las tareas domésticas y el cuidado de l@s hij@s sea repartido entre las personas cuidadoras colabora en romper con estereotipos de género y aliviar tanto malestar emocional de las mamás.
El autocuidado implica poder revisarnos, escucharnos, detenernos, participar de instancias que nos ayuden a sanar el malestar emocional que tal vez acarreamos desde hace tiempo. A veces se confunde autocuidado con autoimagen (como ir a hacerme las manos, cortarme el pelo, etc) y la realidad es que, si estoy atravesando una depresión, pintarme las uñas podrá sacarme una sonrisa pero no ataca el problema de fondo, no va a la base de la cuestión, no es la verdadera sanación ni autocuidado. Entonces la invitación es a buscar espacios que sean verdaderas fuentes de conexión (terapia psicológica/yoga/meditación y tantas más).
Los beneficios del autocuidado son enormes porque las mamás nos encontramos más en calma, evitamos proyectar nuestras frustraciones en las demás personas y podemos ejercer nuestro rol de mamás estando más en contacto con nuestras luces y sombras.
Además no olvidar que somos ejemplo para nuestr@s hij@s: entonces no sólo es importante lo que decimos sino también lo que hacemos. Si yo quiero que mi hij@ se valore, se priorice, se cuide, tengo que modelar para él/ella y mostrarle que eso hago conmigo misma.
La invitación es a darle a nuestro cuidado el carácter prioritario que tiene, a empezar a gestionar momentos y espacios para nosotras, cuidarnos con el mismo amor y dedicación que ponemos para cuidar a las demás personas. Nada menos que eso nos merecemos.