Las mujeres afroamericanas criticaban al feminismo proclamado por las mujeres blancas, fundamentado en que no respondía a sus necesidades, ni reconocía otras desigualdades aparte del género. Por tanto, el término de interseccionalidad ha sido formulado desde el feminismo como respuesta a un feminismo occidental que no consideraba a las mujeres de otras razas y clases sociales. El feminismo interseccional se relaciona con las corrientes de la “Tercera Ola” ya que estas introdujeron nociones de raza, religión o clase social, cuestionando el feminismo blanco hasta entonces imperante.
La interseccionalidad fue un término creado por Kimberlé Crenshaw, abogada, feminista y académica estadounidense en los años 1989. Kimberlé plasma este concepto en el marco de la discusión de un caso concreto legal, con el objetivo de hacer evidente las múltiples dimensiones de opresión experimentadas por las trabajadoras afrodescendientes de la compañía estadounidense General Motors, siendo diseñada para explorar el dinamismo de identidades coexistentes (por ejemplo, mujer y afrodescendiente) y sistemas conectados de opresión (por ejemplo, patriarcado y supremacía blanca).
Kimberlé Crenshaw consideró que había categorías como la raza y el género que interseccionaban e influían en la vida de las personas. Para poder explicar su teoría partió de la premisa que el racismo no tenía los mismos efectos sobre los hombres que sobre las mujeres negras y, que estas, vivían el sexismo de manera distinta a como la puede experimentar una mujer blanca. Para Crenshaw no se trataba de una suma de desigualdades, sino que cada una de éstas se interseccionaban de forma diferente en cada situación personal y grupo social mostrando estructuras de poder existentes en el seno de la sociedad. Diferenciaba entre la “interseccionalidad estructural” en relación con las consecuencias de la intersección de varias desigualdades en la vida de las personas y la “interseccionalidad política” que afecta a la forma en que se contemplan estas desigualdades y cómo se abordan.
En una exposición que realizó en el programa TED, en Estados Unidos, relató la experiencia que generó el punto de partida del término “interseccionalidad” en donde explicó que su desarrollo se produjo por un encuentro casual con una mujer llamada Emma DeGraffenreid, quien era una mujer afroestadounidense, que buscaba un mejor empleo para su familia y solicitó un trabajo en una automotora en donde, después de la pertinente entrevista, no fue contratada. Luego de la respuesta consideró que no fue contratada única y exclusivamente por ser una mujer negra.
La composición de la empresa se dividía en dos tipos de trabajos; uno que desarrollaban hombres negros en trabajos pesados, fabricando los automóviles en el taller de la empresa; el otro trabajo desempeñado por mujeres blancas como secretarias o atención al cliente. Al ver esta discriminación demandó a la empresa por tal razón. El juez en cuestión desestimó la demanda de Emma, argumentando que el empleador contrataba afroestadounidenses y contrataba mujeres. Sin embargo, el problema era que el juez no quería reconocer lo que Emma intentaba exponer, y esto era que los afroestadounidenses que fueron contratados, para trabajos industriales y de mantenimiento, eran todos hombres y las mujeres que contrataban para desempeñarse como secretaria o de la oficina central, eran todas blancas. El tribunal se negó a permitir que Emma pusiera ambas causas juntas para contar su historia porque creía que, al permitirlo, podría tener un trato preferencial. Muchos años más tarde Crenshaw reconoció que el problema al que Emma se enfrentó era un problema de marco de referencia. El marco que el tribunal aplicaba para ver la discriminación de género o para ver la discriminación racial era parcial y esto distorsionaba el caso y una simple analogía de intersección podría permitir que los jueces vieran mejor el dilema de Emma.
Si vamos por la lucha, que esta sea inclusiva, sin los tintes de represión y discriminación que el Patriarcado ha construido. Hay que mirar los diferentes ejes de discriminación habitables en los seres humanos para no repetir la historia de desigualdad. Ser empátic@s y respetu@s. La vida es muy corta para destruir el fluir natural que gozamos las personas como seres dotados de dignidad. Amar lo que habita en cada un@ y lo que habita en los atr@s.