En la última década ha crecido el porcentaje de mujeres que optan por estudiar carreras relacionadas con el rubro de la ingeniería, pero la brecha de integración de la mujer en este ámbito académico y laboral sigue siendo abismal. El Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, en el 2020, realizó una radiografía sobre qué estudian las mujeres en Chile, basada en datos recopilados por el Consejo Nacional de Educación. Según el informe, que es el más reciente en la materia, el 20% de los estudiantes de carreras tecnológicas son mujeres y el 80% corresponden a hombres.
Francisca Salinas, una joven de clase media, criada en la comuna de La Granja, estudiante de la escuela básica Sanitas e-519 y posteriormente del Liceo 7 Teresa Prats de Sarratea quizás no imaginaba que entre su afición al baile y a los estudios llegaría a estudiar Ingeniería Industrial en Informática, y menos, recién egresada de la Universidad Central de Chile, llegar a tan rápido a integrar un equipo de trabajo en una gran empresa de tecnología.
La inserción en el mundo de la tecnología, para la mujer, especialmente de estrato social medio, no es común. Detrás del logro de Fran -como la llaman habitualmente-, hay un esfuerzo personal y familiar inmenso. Los exquisitos aromas a comida del negocio familiar de su madre en el barrio Franklin y el trabajo de transportista del padre fueron pilares fundamentales para el avance de Francisca que optó por ser ingeniera a pedagoga, su otra vocación.
Desarrollo y crecimiento profesional
Terminados sus estudios, en su práctica académica llegó la oportunidad que a muchas mujeres se les niega. “A lo largo de mi carrera yo tenía dos prácticas: una operacional y otra profesional. Durante las prácticas operacionales conocí a un gestor de Axity quien me comentó que en la empresa que trabajaba existía un programa de training. Envié mi curriculum y me llamaron para esta formación que consta de seis meses con una evaluación intermedia a los tres. Transcurridos estos tramos de training me ofrecieron quedarme en la empresa, lo que acepté con gran ilusión”.
Programas como el “Axity Training” de esta empresa de TIC que se expande por todo el continente americano buscan prospectos recién licenciados y apuestan por invertir en su formación práctica, en las habilidades profesionales y en la cultura de trabajo en equipo. Esa “experiencia laboral” requerida para la mayoría de las vacantes en esta industria de la tecnología va quedando obsoleta, y ya diferentes empresas comienzan a ver en esta fórmula de selección de colaboradores un gran avance en la “formación de experiencia” para los recién egresados, y en la inclusión de la cultura laboral de la empresa.
Actualmente, Francisca se desempeña desde hace dos años y ocho meses en Axity. Dos de ellos como Junior Consultar level one. Durante su proceso de entrenamiento desempeñó las tareas más sencillas del mundo de la tecnología, desde la creación de maquetas web para llegar a ser hoy la responsable del Área de Incidencias del DUOC, donde ha desarrollado gran parte de su carrera.
La cultura empresarial interna se ha convertido en uno de los pilares del avance y productividad de las empresas. Para Francisca, “la relación con los líderes que encabezan proyectos y la retroalimentación interna que se produce con ellos es fundamental para el crecimiento profesional. Un clima cálido de trabajo y muy colaborativo donde el conocimiento y la experiencia son compartidos en todo momento”.
La nueva cultura empresarial requiere de mujeres y así lo entiende la industria sobre el papel. La aceleración de la convergencia digital, para muchos analistas, es indispensable que las empresas se comprometan a contratar más talento femenino dentro de su organización. Dejar a las mujeres fuera no solo fomenta la brecha, sino también está afectando a las economías de la región y hace que nos perdamos desarrollar productos digitales desde otra perspectiva, que realmente sean útiles, funcionales y con impacto positivo para todos.