Cuando vemos la Luna y vemos que siempre observamos la misma cara, en nosotros surge la pregunta ¿por qué? el cuestionarnos sobre cómo suceden los fenómenos, la curiosidad de comprender lo desconocido, es lo que nos lleva explorar el Universo. Maravillarnos con los asombrosos fenómenos astronómicos, los cuales podemos observar a simple vista como los eclipses y otros que nos cambian por completo nuestra percepción. ¿De dónde venimos?, ¿quiénes somos?, ¿somos los únicos en el Universo? como el reciente descubrimiento de un posible trazador de vida en Venus, dado que se detectó fosfano en la atmósfera de este planeta, indicando que el origen podría ser la presencia de microbios.
Miramos los cielos y aumenta nuestra inquietud por conocer que hay más allá, desarrollamos nueva tecnología para observar en detalle el firmamento, como por ejemplo, los detectores CCDs, dispositivo que convierte una señal luminosa en una señal eléctrica, que se procesan como imágenes. Estos se colocan en los telescopios, para poder obtener esas imágenes de nebulosas, planetas, entre otros. Ahora, estos CCDs lo puedes encontrar en tu propio celular.
El misterioso espacio siempre nos ha intrigado, como ha ocurrido con diferentes civilizaciones donde atribuían diferentes eventos astronómicos a diferentes dioses, pero también aprovechaban sus conocimientos del cosmos, como los Incas, donde utilizaban la astronomía para la agricultura, identificando la época de siembra y cosecha. Otras como los Mayas, construyeron grandes templos para realizar observaciones astronómicas y así perfeccionar sus conocimientos, para poder confeccionar su calendario.
Es interesante conocer como diferentes civilizaciones observaban el cielo e hicieron de este una herramienta para mejorar su estilo de vida y otros lo hicieron parte de su historia, por medio de rituales religiosos. La curiosidad esta presente en nosotros, es parte nuestra naturaleza, quizás algunos les interesa otras áreas mientras otros, como los astrónomos trabajan para poder alcanzar cada vez un conocimiento mayor sobre el Universo, pero también existen personas que no quieren perder ese romanticismo de observar por medio de un telescopio diferentes astros o realizar astrofotografía, sentir los que antiguas civilizaciones nos entregaron, no solo el conocimiento, si no la idea de estar bajo las estrellas y sentir esa magia, esa sensación de filosofar sobre nuestra propia existencia, un momento de calma donde estamos en la noche en un silencio absoluto, donde solo escuchamos nuestras reflexiones. Como ven, no es necesario ser un astrónomo para asombrarnos y saciar nuestra curiosidad con fenómenos que han marcado la historia de la astronomía.
Por Caddy Cortés, Astrónoma y Académica Universidad de Concepción y Universidad del Bío-Bío.