En el marco de las presentes Fiestas Patrias, se recuerda el período de la Independencia de Chile, un capítulo clave en nuestra historia y en la construcción de nuestro país. Esta etapa inició el 18 de septiembre de 1810 en un Cabildo Abierto en Santiago y así como la declaración de nuestra emancipación nacional el 1 de enero de 1818 en Talcahuano y Concepción, marcaron un antes y después en la naciente república. Diversas fuentes señalan como próceres de la causa a Bernardo O’Higgins, José Miguel Carrera o Manuel Rodríguez, entre otros, pero, cabe destacar la importante labor de las mujeres por la causa patriota.
Dieron su vida por el país que tenemos y su aporte ha cobrado relevancia en las últimas décadas, siendo objeto de diversos homenajes por parte de la sociedad civil. El historiador nacional Vicente Grez (1847-1909) escribió una obra al respecto titulada: “Las Mujeres en la Independencia de Chile” (1878). En su libro, recalca la participación de las primeras mujeres en las primeras décadas del siglo XIX, incluyendo la etapa de la independencia. Su obra se encuentra en el sitio Memoria Chilena.
Cabe destacar la labor de Isabel Riquelme Meza, quien fue parte de las mujeres en Chile que contribuyeron a nuestra independencia. Durante el gobierno de su hijo Bernardo O´Higgins, lo apoyó no solo desde su papel de madre, sino que también de consejera en materias de estado y brindó ayuda a los patriotas en la causa emancipadora.
También está el caso de Doña Javiera Carrera. Hija de Ignacio de la Carrera (vocal de la Primera Junta de Gobierno) y de Francisca de Paula Verdugo, fue parte de la familia Carrera, quien junto a sus hermanos José Miguel, Luis y Juan José, se unieron a la causa emancipadora. Se convirtió en un emblema por la lucha , asistiendo a las reuniones que organizaban los patriotas con el fin de contribuir con la causa. Bordó nuestra primera bandera nacional, siendo un apoyo hacia sus hermanos hasta el fin de sus días.
Finalmente destacamos a Paula Jaraquemada, quien recibió a parte del Ejército Libertador en su hacienda en Paine, refugiándolos tras el desastre de Cancha Rayada en 1818. Fue en esa instancia en que un oficial realista llega a su hacienda con el fin de obtener insumos para abastecer a su tropa. Paula Jaraquemada se negó al pedido y ante esta situación, el oficial insistió en su orden, bajo amenaza de incendiar el lugar. Ella reiteró su negación y acercó su pecho a las bayonetas de los godos, dando cuenta que prefería morir antes que ceder. En paralelo y con el fin e intimidar a los intrusos, da vuelta un brasero, con el fin de demostrar que estaba dispuesta a quemar su casona antes de permitirles su ingreso. Ante su actitud, la tropa realista debe abandonar la hacienda. Su gesto permitió salvar buena parte del ejército patriota y contribuir a la victoria en la Batalla de Maipú.
Por Francisco Darmendrail, Director Honorario del Instituto José Miguel Carrera Verdugo.
Fotografía: Memoria Chilena.
