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Comer mariscos en Semana Santa es toda una ciencia

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Llegó Semana Santa y para la mayoría de nosotros eso significa comer más pescados y mariscos. Se ponen de moda las recetas marinas, pero también surgen los peligros que representan los brotes de algas nocivas, que por su magnitud e intensidad pueden acarrear grandes problemas para la salud y la economía nacional.

Una floración algal nociva (FAN) o marea roja es un aumento desproporcionado en la abundancia de microalgas capaces de producir algún tipo de toxina, no siempre capaces de cambiar el color del mar por lo que es difícil predecirlas. Los grupos de toxinas que nos quitan el sueño en estas fechas toman su nombre de su principal efecto, Diarreico, Amnésico y Paralizante y son termoestables, por lo que no se eliminan con la cocción. La única forma de prevenir es comprar y consumir en lugares autorizados por las autoridades como Seremi de Salud y Sernapesca.

¿Pero qué tan preocupados deberíamos estar? ¿Es mayor el riesgo de intoxicación en Semana Santa?

La verdad es que no hay forma de evaluar eso, porque Chile no tiene un sistema automatizado que permita tomar y analizar muestras en tiempo casi real. Identificar y monitorear los lugares de extracción segura es entonces una tarea compleja. Pero veamos este reto por partes.

Lo primero es hacer llegar las muestras a los laboratorios. La fiabilidad de los análisis depende de conservar la cadena de frío desde que se toma la muestra hasta que se analiza, algo que no se puede garantizar los fines de semana o festivos, en especial si se involucra envío de muestras a otras regiones.

Luego viene la capacidad de detectar el peligro. Los métodos para toxinas paralizantes son los más abundantes en Chile, con laboratorios capaces de hacer esos análisis entre La Serena y Magallanes. Pero el caso es muy diferente para las otras toxinas que nos preocupan. En este punto, existe la detección por cromatografía líquida HPLC y la espectrometría de masa, validadas a nivel internacional, pero poco aceptadas por tener un mayor costo; por lo mismo, en muchos casos se sigue privilegiando el ensayo ratón, el cual involucra testear las muestras en roedores, lo que conlleva un menor costo, pero también menor robustez analítica de un problema bioético asociado al uso de animales. La buena noticia es que estos retos tienen solución.

El Laboratorio de Biotoxinas Marinas (LBTx-UdeC) del centro COPAS Coastal de la Universidad de Concepción actualmente cuenta con capacidad de análisis de las toxinas paralizantes, amnésicas, lipofílicas e ictiotóxicas y está acreditado bajo la norma ISO17025. Además, COPAS cuenta con una poderosa herramienta de detección in situ de microalgas, a través del análisis por citometría sumergible que permite “fotografiar” estos organismos microscópicos en tiempo real, de lunes a domingo.

Los datos que tenemos ya prometen una cobertura regional de nuestras costas, que hoy en día no existe, pero que, con apoyo de la autoridad, puede hacer factible que Biobío descentralice esta labor y cuente con un centro de análisis de primera línea, que beneficie a toda la población consumidora de mariscos y, por cierto, a un sector económico clave en la zona y que permita apoyar a otras regiones que no cuenten con capacidad analítica para esta labor.

Un país como Chile debe avanzar hacia modernizar los protocolos para una prevención efectiva todo el año para intoxicaciones con marea roja. El costo de no hacerlo es imposible de calcular.

Por Dras. Camila Fernández y Allisson Astuya, Centro COPAS Coastal

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