¿Cómo recuerda los inicios de ProDown?
ProDown Chile comenzó como corporación sin fines de lucro en el año 2022. Junto a otras madres teníamos una inquietud en común, ya que si bien estábamos en un colegio con un programa de inclusión, nuestros hijos habían llegado a un punto en su desarrollo y podían ir quedando un poco atrás. Así, decidimos formar esta iniciativa orientada al desarrollo académico, pero con una metodología que es mucho más adecuada para una persona con Síndrome de Down, inclinado al desarrollo de las habilidades para la vida.
¿Cómo se ha canalizado ese trabajo para que estas herramientas y habilidades se reflejen además en una apertura al mundo laboral o el desarrollo en distintos ámbitos de la vida?
Tenemos un programa de educación básica y media que se llama Promociona, y su enfoque es que puedan terminar la enseñanza media a través de la certificación de exámenes libres. También tenemos otro programa de habilidades sociales, que está orientado a jóvenes mayores de 15 años, quienes participan de actividades que les permite insertarse en la sociedad con autonomía y los prepara para desempeñarse en prácticas laborales, por ejemplo, el año pasado hicimos un convenio para que nuestros alumnos pudieran apoyar a trabajadores en estaciones de servicio y apoyar la caja de los minimarkets. Ha sido una experiencia súper poderosa para ellos para insertarse en un esquema laboral que requiere que sigan normas y estándares.
¿Hay barreras o desafíos que se presenten puntualmente hacia las mujeres con Síndrome de Down?
Sí, es necesario abordar los límites sobre las interacciones, lo que es apropiado y lo que no es apropiado, lo que es público, lo que es privado, porque en general las personas con Síndrome de Down son súper abiertas y muy propensas al vínculo humano. En mi opinión, es algo que nosotros podemos aprender de ellos, pero también hay que reconocer los matices en ese vínculo y poner una barrera para su propia seguridad.
Hay que enfocarse también en los currículums de los proyectos educativos, en especial con las personas con discapacidad intelectual, porque se pueden aprovechar. No es tan natural para ellas poner límites. Yo creo que eso es un desafío que tenemos nosotros como proyecto educativo y como sociedad en general.
Ese tema también se entrelaza con la idea de empoderamiento y poder alzar la voz. ¿Cómo ve la participación activa de las mujeres con Síndrome de Down en la toma de decisiones que afectan su vida y su futuro?
Es fundamental, es un derecho humano tomar decisiones sobre lo que quieres hacer con tu vida y que sean decisiones grandes como, por ejemplo, tomar un trabajo o vivir con la familia, con los amigos o sola. También son cruciales las micro decisiones como el transporte que vas a usar o cómo vas a relacionarte con una amiga. Eso también es súper importante y hay que promover la autonomía, porque tenemos una tendencia como sociedad de infantilizar y tomar las decisiones por ellas o asumir que no pueden. Tenemos que aplicar medidas de apoyo para que puedan llegar a tomar esas decisiones con un criterio bien desarrollado.
¿Qué ruta debería seguir la sociedad para internalizar de manera más profunda el concepto de inclusión?
Las personas con discapacidad son seres humanos y son valiosos. Pienso que las empresas pueden motivar a su cuerpo laboral o sus empleados a insertarse en contextos donde la discapacidad es evidente, hacer por ejemplo programas de voluntariado, charlas y talleres. Es importante aprender el idioma, es decir, las palabras que se usan para hablar sobre estas condiciones, de modo que se puedan insertar en el discurso.
Otro punto clave es abrir espacios. Aún vivimos en una sociedad súper capitalista que ve los resultados sobre la base de beneficios económicos y tenemos que considerar también un margen humanitario.
¿Hay algún mensaje que quiera transmitir a nuestras lectoras para reflexionar sobre este tema?
Es importante aportar con donaciones para ayudar a los usuarios y usuarias. También pueden donar su tiempo y hacer un voluntariado, juntar un grupo de amigos o de colegas e ir en grupo a hacer algún proyecto. Eso también es contribuir un poco a este mensaje de inclusión. También puedes enganchar con tu comunidad, es decir si tienes una persona con discapacidad intelectual en tu edificio, o en la comunidad donde vives, puedes acercarte, preguntar su nombre, su edad, cuáles son las cosas que le gusta hacer y fortalecer una relación con esa persona para conocerlo como un ser humano y no como un diagnóstico.
Las personas interesadas en conocer más detalles de este proyecto, pueden visitar https://prodown.donando.cl/ o la página de instragam @prodownchile