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Inspirar a través del testimonio: el viaje después de vivir la violencia de género

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La historia de Javiera es un símbolo de fortaleza ante la adversidad. Después de atravesar una experiencia de violencia de género, ha emprendido un camino de reconstrucción personal que, como ella misma describe, no sigue una línea ascendente; es más bien un viaje marcado por momentos de avances y desafíos.

En el año 2023, su situación se hizo pública luego que su expareja la agrediera y amenazara de muerte, tras un extenso periodo de acoso. En la actualidad, sin desear profundizar en este capítulo, Javiera busca transmitir un claro mensaje: después de la violencia, aún hay una vida por delante.

“No hay una receta o un patrón a seguir, todos los procesos son diferentes y creo que parte de ese proceso y de darle curso es partir por perdonarse uno, porque lamentablemente las mujeres que hemos vivido este tipo de situaciones pasamos por muchos periodos de culpa, de ser víctimas de estas personalidades un poco envolventes, narcisistas, y que te hacen vivir todo un ambiente para que tú llegues a sentirte responsable y culpable” sostiene Javiera.

“Hay que entender que es un proceso largo, que hay que atravesar de la mejor manera, pero en el fondo sin ponernos esa presión de que hay que estar bien y ser siempre fuertes, sino que entender que está bien quebrarse. Eso no te hace más vulnerable ni más débil, sino que al contrario” agrega.

Sanar el alma

En Chile, se estima que las víctimas de violencia de género pueden demorar hasta siete años en denunciar a su agresor, lo que subraya la necesidad de abordar este asunto de manera integral, implementando diversas estrategias y medidas preventivas para romper este ciclo. En el caso específico de Javiera, el respaldo profesional brindado a través de la terapia psicológica y el crucial papel desempeñado por su círculo familiar se han posicionado como pilares fundamentales para su recuperación y avance contínuo.

“Creo que apoyarse siempre desde una visión externa y profesional es súper bueno para entender todo desde afuera. La familia también es fundamental, es como la fuerza, la base, para poder salir adelante. Poder hacerlo visible a más personas, también es una forma de soltar y te empodera. Creo que los otros pilares en mi reconstrucción, por lo menos, han sido volver a trabajar, volver a sentirme mujer, valiente, luchadora. Volver a conectarme con el deporte, con mis sentimientos, con mi interior y mi cuerpo, también ha sido súper liberador y sanador en esta etapa”, expresa.

Al reflexionar sobre cómo ha cambiado su perspectiva hacia la vida tras su experiencia, Javiera reconoce que si bien siempre ha sido una persona positiva, ha adoptado una postura más cautelosa en sus relaciones personales. Gradualmente, está reaprendiendo a establecer límites y a ser más selectiva en sus relaciones personales.

Alzar la voz también es clave

En este contexto, la importancia de alzar la voz emerge también como una forma de empoderamiento. “Creo que es absolutamente fundamental no quedarse callada. Es verdad que vivimos en una sociedad que también te juzga mucho, que te culpa mucho, que te expone, pero traspasar la información a otras personas es sanador, es liberador y ayuda”.

Para Javiera, hablar públicamente sobre su experiencia, es una forma de ayudar a otras personas que puedan estar enfrentando situaciones similares. Su deseo es que su historia sirva para visibilizar la problemática y generar conciencia sobre la importancia de romper el silencio.

Mirando hacia el futuro, anticipa que los próximos meses no serán fáciles, ya que está inmersa en un proceso largo, sin embargo, expresa la esperanza de que sea un año de aprendizaje y tranquilidad.

“Sé lo difícil que es, lo sola que uno se siente. Mi mensaje es que se puede salir, es difícil, pero hay que perder el miedo y, una vez que uno lo pierde, se abren puertas, se abren ventanas, y uno logra entender que esto va a pasar. Si pudiera ayudar a alguien, le diría que confíe, que se empodere” concluyó.

Si eres testigo o víctima de violencia, puedes llamar de manera gratuita al fono 1455, para pedir orientación. Si presencias un episodio de violencia donde la vida de una mujer puede estar en riesgo, los teléfonos disponibles son el 133 o 149 de Carabineros y PDI al 134.

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