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Herramientas para conectar con el empoderamiento

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Como ya vimos en la columna anterior, donde compartí información de valor y escribí sobre lo que es el empoderamiento, por qué es importante y qué es lo que nos limita a conectar con él, hoy quiero compartir contigo herramientas para que comiences a conectar con tu empoderamiento personal. Herramientas que puedes utilizar a diario y que no requieren grandes esfuerzos, más que dedicarte tiempo para ti misma:

1. Ser consciente del diálogo interno: escuchar lo que te dices a cada momento, ser consciente de tus pensamientos, de cómo te tratas, de cómo te hablas, es crucial para comenzar el trabajo de autoconocimiento. Lo primero que hice fue hacerme consciente de mi diálogo interno.

2. Hacerse las preguntas correctas: significa buscar respuestas que te puedan ayudar a impulsarte y no a estancarte aún más. Cuando comencé a hacerme las preguntas correctas, el camino comenzó a despejarse.

3. Cambiar el foco: deja de enfocarte en lo que te hace mal, en lo que no puedes conseguir, en lo que no te sale. Comienza a enfocarte en lo que sí quieres lograr, en cómo sí te quieres sentir y en lo que sí quieres hacer. Hace 6 años cambié el foco negativo por uno positivo y mi vida dio un tremendo giro.

4. Recordar y valorar los logros que has tenido: es imposible que no hayas logrado nada hasta este momento de tu vida. Lo que pasa es que estamos tan desconectadas que se nos olvida por completo. Pero si comienzas a recordar, estoy segura de que te sorprenderás de todo lo que has logrado. En mi caso, comencé a recordar mis logros desde mi infancia, pasando por la adolescencia hasta llegar a la adultez; fue un shot de vitaminas.

5. Conectar con la fe: no hay nada más doloroso para nuestro propio ser interior que perder la fe. Una de las cosas que hice cuando comencé a trabajar en mi autoconocimiento fue conectar con lo que verdaderamente significa Dios para mí: «fe, fuerza, voluntad, admiración».

6. Repetir frases poderosas (mantras): frases que te den fuerza y te impulsen. En mi caso, por ejemplo, comencé a repetir frases poderosas como “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

7. Conectar cuerpo y mente: para fomentar el bienestar personal, ejercicios de yoga y meditación son perfectos canalizadores y ejercicios fundamentales para lograr que nuestra energía fluya y prevenir el estrés y la ansiedad, que son los principales causantes de alejarnos de nuestro empoderamiento.

8. Ser súper objetivas con las creencias nuevas e impulsadoras que nos vamos a proponer, porque, si bien es cierto que podemos lograr muchas cosas o todo lo que nos propongamos, eso siempre será en relación con la objetividad que tengamos sobre nuestras acciones y la meta que queremos cumplir, ya que no siempre las cosas salen como uno quiere y eso nos puede hacer sentir que fracasamos.

Pero, ¿sabías que el poder del fracaso puede ser un aliado en nuestro empoderamiento? Nos puede guiar también por el camino hacia el éxito. El impacto del fracaso dependerá mucho del concepto que tengamos de nosotras mismas, es decir, del cómo nos vemos y cómo nos vendemos a los demás. Si yo voy del «muy, muy, que todo lo puedo» y «soy perfecta», un fracaso será devastador, vergonzoso y muy doloroso. Porque culturalmente nos han enseñado que nada es más importante que el resultado: hay que sacar buenas calificaciones, ganar el primer lugar, tener un gran trabajo, etc. De este modo vamos midiendo el éxito a través de modelos que nos establecen «qué tan buenas somos», pero también «qué tan malas somos».

Todas cometemos errores, es un proceso normal en el aprendizaje. Lo decisivo es considerar que cometer un error no es un fracaso. Así que, como dije al principio, el fracaso es donde de pronto aparece la bifurcación del camino: echamos para adelante o salimos corriendo.

Consejos:

  • Deja de pensar de forma polarizada: bueno/malo; perder/ganar; me quieren/me odian.
  • No pronostiques el futuro negativo.
  • No abarques más de lo que puedes. Ten metas realistas.
  • Sé amable contigo misma. Los errores no te definen. Tú no eres tu error.

Fracasar da miedo porque incumplir las expectativas de los demás está vinculado al rechazo, y nuestra intolerancia a la frustración tampoco ayuda. Así que, si tienes miedo o enojo, no es por el fracaso, sino porque eso que no hiciste como esperabas trae información sobre ti. Recuerda que el fracaso trae la información sobre qué hicimos para llegar a ese resultado y es ahí cuando podemos detectar las conductas para cambiarlas y obtener resultados diferentes. El poder del fracaso para derrotarnos o fortalecernos se lo concedemos nosotras mismas. Lo uno o lo otro depende de que aprendamos a vivir y del poder que le demos desde nuestras propias creencias.

Recuerda siempre lo más importante: «Eres un ser maravilloso. La noche no se hizo para oscurecerte, sino para que con tu luz ilumines el camino».

Por Macarena Silva Catalán, coach y mentora en empoderamiento femenino.

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