Como seres humanas gregarias, sociales y dependientes del vínculo con otr@s para sobrevivir, aprender y crecer, nacemos y nos cobijamos en la trama social donde nos tocó llegar en tiempo y espacio; ésta nos recibe con sus reglas, costumbres, normas y creencias. Ya hemos dicho que, en nuestro caso latinoamericano es una cultura occidental, capitalista, hetero normada, judeocristiana y patriarcal.
Sin duda que muchas de nuestras creencias con las que crecemos las mujeres son limitantes para nuestro desarrollo potencial como seres humanas; están sembrada desde nuestra más básica infancia: podríamos decir que no las vemos, que no vemos su semilla inicial y, por tanto crecen dentro de nosotras, como un árbol en la adolescencia y adultez, que solo muestra sus ramas y movimiento, pero no su raíz y muchas ni siquiera su tronco. Entonces creemos que debemos hacer y sentir de tal manera dicha socialmente, aunque el cuerpo y la intuición nos diga que NO, entonces queremos sentir y hacer de una manera distinta, pero no nos atrevemos y nos congelamos ante esta contradicción de querer ser y deber ser. Si has sentido esta desazón, es porque tu ser esencial te está pidiendo a gritos coherencia para sentirte en equilibrio con lo que piensas, sientes y haces.
Hace rato que las ciencias del desarrollo humano han debido abandonar la mirada de que estamos determinados por nuestro entorno y cultura, sin opción de cambio, enhuelladas por lo que nos transmitió la familia, la escuela, los amigos, los profesores, probablemente un sacerdote o pastor, cualquiera que haya sido significativo para ti, en especial en la primera infancia, donde somos esponjas sin filtro directo, todo va directo al inconsciente. Allí, en esos años, escuchamos palabras, recibimos emociones y tensiones respectos del amor, la familia, el dinero, el trabajo, el sexo y otras.
El amor todo lo puede, el dinero es sucio, calladita es más bonita, romperse el lomo para tener, el sexo le gusta solo a los hombres, ser madre es lo más importante del ser mujer.., son algunas de miles de dichos que pesan fuertemente en el inconsciente de nosotras, las mujeres, y que condicionan nuestra conducta y sentir. Desde allí la mentalidad de los escases, del no merecimiento, de la contención y de la falta de amor propio, de desdibujarnos ante otros. Todo es un paso al daño emocional y la salud mental.
La libertad de elegir tu creencia y re construirte, es una acto tremendamente revolucionario, en tanto subvierte la base de lo aprendido, lo pone a la vista, lo cuestiona y, eliges o des eliges, aquello que son nuestras creencias en la mochila de nuestra vida, iguales a esferas de energía que pesan o alivianan el camino. Muchas de ellas sólo se transforman o desaparecen a develarlas y con ello se abre un mundo de posibilidades que esa idea obstruía, otras las descubres engañándote en una limitación que nunca has tenido y puedes estallar en potencialidad de ser, otras son coherentes con tu presente y brillan y despejan tu camino…, deconstruir para construirte es el mejor, más lúcido y consciente camino al protagonismo personal y por tanto al bien estar.
Esta tarea no es fácil, pero nada imposible. La maravilla del ser humana es que se re aprende, se re nueva a cualquier edad, en cualquier circunstancia, solo basta querer, combustible esencial, para echar a andar en un re conocerte para viajar por ti y re construir tu ser, con un conjunto de ideas que sean tuyas, adquiridas y queridas por ti y para ti. Ideas Potenciadoras de tu libertad!!