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Mujeres en situación de calle y pobreza menstrual, una realidad invisibilizada

De acuerdo a cifras del Registro Social de Hogares en Chile hasta el año 2021 16.410 personas vivían en situación de calle, porcentaje del cual un 9,2% correspondían a mujeres, un 46, 82% a hombres y un 43,90% a personas que no declararon género. Pese a que en porcentaje ellas aparecen en menor número, hay consensos en que las mujeres son más vulnerables y están expuestas a más riesgos y situaciones de violencia. Asimismo, en su caso la pobreza menstrual también es planteada como uno de los difíciles escenarios que deben enfrentar. Pero ¿cuáles son las causas y cómo se debe abordar este tema?

Como un primer diagnóstico Ignacio Eissmann, Doctor en Trabajo Social y Políticas de Bienestar e investigador en Corporación Moviliza, entidad enfocada por más de 20 años en prevenir y superar la situación de calle en Chile, explica que hay varios factores que inciden en la presencia de mujeres en estos espacios, como es el caso de la migración hacia la zona norte del país o las propias historias de vida de cada una de ellas.

“Hay detrás una privación económica, de abuso, de abandono que va haciendo que exista una inestabilidad residencial. Uno de los factores para perder la vivienda es la violencia de género y no siempre tiene como respuesta el acceso a un nuevo hogar. Hay dos fallas importantes, por un lado, no contar con servicios suficientes para atender la situación de calle y una segunda falla es que no hay un enfoque de género para trabajar con mujeres estas condiciones” explica Eissmann, quien agregó que en pandemia hubo un aumento de la violencia de género. (De acuerdo a datos del Ministerio de la Mujer, la cifra de llamados por violencia intrafamiliar creció en un 150% el año 2020).

Para Carolina Llanos, Magister en Filosofía y coordinadora del área de estudios de la Fundación Gente de la Calle, desde el año 2000 en adelante este tema comienza a ser abordado en la política pública, lo que ha implicado que las iniciativas de prevención y superación sean recientes. De acuerdo a su experiencia, señala que el abordaje no debe ser solo desde una perspectiva de género, sino que también desde una mirada feminista.

“Hay que tensionar que la situación de calle esté dentro de la reflexión y acción feminista para propiciar espacios que permitan colaborar con esas mujeres. El 2019 la Red Chilena Contra la Violencia hizo un trabajo para mirar la violencia interseccional, a dueñas de casa, migrantes, tercera edad y ahí se abrió la conversación hacia las mujeres en situación de calle. Ese tipo de iniciativas contribuyen mucho”. Manifestó Llanos.

Pobreza menstrual

Actualmente uno de los programas que trabaja esta fundación es “Menstruar en Calle”, iniciativa que surge el 2020 para sensibilizar sobre cómo viven la menstruación mujeres y personas trans en este contexto, educando sobre salud sexual y reproductiva, además de generar una línea de acción donde facilitan el acceso a productos para quienes están en una situación de vulnerabilidad social.

De acuerdo al primer estudio de gestión menstrual realizado por SERNAC, una canasta de productos básicos como protectores diarios, antinflamatorios y toallas higiénicas desechables puede costar mensualmente entre 6.765 y 10.514 pesos, gasto no menor si se traducen estos números a cifras anuales.

Carla Fernandini es coordinadora de la iniciativa “Menstruar en Calle”. Además de entregar recursos a mujeres, el trabajo ha estado enfocado a la realización de talleres, entrega de información, trabajo en campamentos, muestras artísticas y en el último tiempo a la articulación de este trabajo junto a municipios y oficinas de género

“Estar en calle ya es una realidad invisibilizada y el caso de las mujeres es aún peor, a nivel social sigue siendo tabú la menstruación. El diagnostico a partir de estos talleres, es que no existe educación sexual integral, muchas no con conocen como funciona el ciclo menstrual o la menopausia” analiza Carla Fernandini.

De acuerdo a testimonios que han recopilado desde la campaña, las principales dificultades tienen como base la falta de acceso a agua potable, baños y por otro lado el uso de elementos no apropiados para las mujeres como paños, esponjas o calcetines en reemplazo de los productos tradicionales, lo que a su vez también puede gatillar problemas de salud.

¿Cómo avanzar?

Desde la Fundación Gente de la Calle, Carolina Llanos agrega que el escenario es aún más difícil cuando las mujeres están acompañadas de sus hijos e hijas, ya que no hay iniciativas suficientes para acoger a ambos. En ese sentido destaca que es fundamental la mirada preventiva y trabajar este tema en todos los espacios, como por ejemplo en los medios de comunicación, los colegios, universidades y principalmente desde la institucionalidad.

Ignacio Eissmann, comenta que los programas deben estar pensados desde la especialización y un enfoque de género, sin olvidar que es necesario abordar una lógica de trabajo que también apunte a las buenas prácticas en los equipos que dirigen estas instancias. Puntualmente en el caso de la Corporación Moviliza ya están estudiando generar capacitaciones internas para abordar estas aristas y seguirán desarrollando proyectos como el Programa Calle, Residencias para la Superación y Viviendas con Apoyo.

En tanto desde “Menstruar en Calle” Carla Fernandini señaló que para este año continuarán fortaleciendo la campaña, articulando nuevas alianzas para llegar a un mayor público.

Pese los esfuerzos de estas organizaciones, la reflexión no solo está enfocada a potenciar la distribución gratuita de productos de higiene menstrual, sino que también a focalizar el rol de Estado en atender el problema estructural detrás de las mujeres que viven en situación de calle e impulsar la creación de centros residenciales especiales para ellas, con profesionales capacitados en temas de género y mecanismos de reparación integral y de inclusión social.

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