¿Qué pensaste cuando leíste este título? Puede que automáticamente pienses en mujeres cuando se trata de compras, y aunque este pensamiento a menudo corresponde a un estereotipo de género, la realidad, es que este pensamiento se encuentra respaldado por investigaciones. De acuerdo con informes de Nielsen y McKinsey & Company, las mujeres tienen un poder de decisión que oscila entre el 80% y el 85%. Aunque estos porcentajes pueden variar según la región, la cifra promedio es sorprendentemente alta en comparación con los hombres. Esto se debe a que las mujeres llevan una doble carga económica: la personal y la familiar, lo que amplía nuestro papel en la toma de decisiones. Otros estudios revelan que, en promedio, 9 de cada 10 mujeres se encargan de las compras familiares.
La creciente participación de las mujeres en el mundo laboral, aunque a un ritmo más lento de lo deseado, es una tendencia que ha llegado para quedarse. Según la UNESCO, las mujeres superan a los hombres en la inscripción a estudios superiores, otorgándole una ventaja significativa y reafirmando esta tendencia. A medida que más mujeres se unen al mundo laboral, aumenta su poder adquisitivo y su influencia en las decisiones de compra, no solo en la decisión en sí, sino también en la acción de compra. Además, están demostrando tomar decisiones empresariales más informadas gracias a su visión holística.
Entonces, ¿cuál es el desafío para las marcas y sus estrategias comerciales?
Sin duda, estamos delante de una realidad que sólo seguirá creciendo y haciendo que las mujeres lleguen a dominar los procesos de compra y venta del mundo, por lo que las marcas deberán dirigir sus esfuerzo y estrategias comerciales con una mirada libre de prejuicios de género, comprendiendo realmente a las mujeres y satisfaciendo sus demandas. Deberán incorporar acciones concretas que reflejen la perspectiva de género a lo largo de su experiencia como clientas, con el fin de fidelizarlas. Ejemplo de estas acciones son centros comerciales más eficiente, proveer de puntos de ventas locales, información de ahorro en precios, etc. Sin duda una empresa que no redirige su estrategia se quedará fuera de las preferencias.
Por lo tanto, tomando en consideración lo expuesto las mujeres deben reconocer su poder ante las marcas y repensar como quieren influir a que el mundo sea más sostenible, más empático y solidario, en definitiva, utilizar el poder para crear mejores espacios en el mundo para ellas, sus hijos y seres queridos. Este poder se manifiesta con la elección de la compra y la marca.
En conclusión, las mujeres hoy tienen un poder de compra en ascenso que deben utilizar en post de privilegiar las marcas que trabajan por la inclusión, la diversidad y el medio ambiente, sólo así lograremos un real cambio del actuar de las marcas.
Por Ana María Bareyns Rojas, CEO Consultora Fluir y líder mesa de género de “Medición y resultados” de Innwork.