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Nos hacen creer que somos el problema, pero es la desigualdad

Por María Belén Bravo Oyaneder Abogada en derechos humanos

Por María Belén Bravo Oyaneder, abogada en derechos humanos.

¿Los derechos de las mujeres son derechos humanos? Parece una pregunta sencilla, pero aún genera debates. Detrás de esta interrogante hay algo más profundo, ¿qué implica que estos derechos sean realmente garantizados?

Hace más de 70 años, el mundo asumió el compromiso de promover los derechos humanos en igualdad y sin distinción de género. Desde entonces, las mujeres hemos conquistado derechos esenciales, no por concesión de los Estados, sino por la lucha de generaciones que alzaron la voz contra la injusticia.

Hoy contamos con derechos concretos que buscan garantizar nuestra dignidad. El derecho a una vida libre de violencia nos protege de la agresión, entendiendo que la violencia de género es un problema estructural. El derecho al trabajo digno y a la equidad salarial busca que ninguna mujer gane menos por el mismo trabajo. Y el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo sin miedo ni imposiciones.

A pesar de los avances en estos derechos, aún hay quienes consideran estos derechos como secundarios. En algunos países ni siquiera están garantizados. Un ejemplo reciente lo evidenció el Comité de Derechos Humanos de la ONU al condenar a Ecuador y Nicaragua por forzar a niñas víctimas de violencia sexual a ser madres. Este fallo reafirma la autonomía reproductiva y obliga a los Estados a garantizar el acceso seguro y legal al aborto.

El reconocimiento legal no es del todo suficiente. En la práctica, los derechos de las mujeres y niñas siguen siendo vulnerados. La brecha salarial persiste: según el informe Women in Work Index 2024, Chile avanza hacia la equidad salarial, pero lentamente. En salud, en 2023 se rechazaron más de 300 mil licencias médicas por salud mental; el 66% eran de mujeres. Mientras tanto, niñas en hogares del Estado siguen siendo vulneradas, evidenciando una deuda histórica.

Es necesario dejar en claro que nuestros derechos no dependen de la voluntad de los gobiernos. Los derechos de las mujeres no pueden depender de la ideología de turno ni de la voluntad de la sociedad. Son garantías fundamentales que deben ser respetadas y protegidas de manera efectiva. Porque cuando se vulneran los derechos de las mujeres, se vulneran los derechos humanos. Y eso nos afecta a todas y todos.

*Las publicaciones en esta sección son responsabilidad de sus autores/as, quienes no tienen vínculo laboral con Empoderadas, y no reflejan necesariamente nuestra postura como medio de comunicación.

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