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Un equilibrio precario: Lo que la pandemia hizo visible

Con la crisis sanitaria encima, la constatación de los “daños” se hace cada vez más evidente en las personas y en las relaciones que establecemos con los demás. Uno de los más impactantes tiene vínculo con la corresponsabilidad en las tareas domésticas y de crianza.

¿Descubrimos algo nuevo? Más bien pudimos constatar con claridad que en cuanto a corresponsabilidad nos falta recorrer una brecha enorme. Se hizo evidente que las mujeres volvieron a asumir gran parte del trabajo vinculado a la familia. ¿Y los varones? Pues permanecimos en el espacio habitual que nos asigna el estereotipo. El mismo que muchas/os buscamos dejar atrás bajo la bandera de la equidad de género. 

¿Somos varones estáticos y penosamente despreocupados? Diferentes encuestas nos han mostrado con números que sí. ¿Es importante que cambiemos y asumamos un rol diferente? Más que eso, es urgente. ¿Pueden las mujeres aportar desde su mirada al cambio? Claro que sí, incluso, desde lo más sencillo: dejando de lado la normalización y la caricatura. Creyendo en eso que los varones podemos llegar a hacer (y ser).

Recuperar lo poco que habíamos avanzado será complejo. Más aún, porque lo pasajero fue volviéndose permanente. Porque los acuerdos que construimos sobre la marcha en estos meses, pueden volverse peligrosamente habituales. Porque podemos olvidar que lo excepcional no tiene nada que ver con lo deseado.

Que en el análisis personal las cosas “hayan funcionado”, no significa que…

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