El empoderamiento femenino se refiere a la capacidad que tienen las mujeres, en situaciones de vulnerabilidad, para lograr una transformación que les permita dejar de ser objeto de otros y convertirse en las protagonistas de su propia historia. Esto se logra mediante el cambio de mentalidades colectivas y la capacidad que las mujeres pueden alcanzar al empoderarse y buscar el cambio.
Para mí, el empoderamiento femenino es la capacidad que tenemos las mujeres de conectar nuestra mente con nuestro corazón, y, desde nuestro amor propio, dar las órdenes a nuestro cerebro para realizar las acciones que nos llevarán a lograr las metas y objetivos que nos propongamos. ¿Para qué? Para tener una vida más tranquila, plena y sin límites. Esto no significa que no haya obstáculos, pero sí que tendremos las herramientas para sobrellevarlos de mejor manera. Por supuesto, también puede ocurrir que ya no se vean como problemas ni obstáculos, sino más bien como desafíos y oportunidades.
Eso es, una capacidad en la que todas tenemos la oportunidad de conectar con ella. Por lo tanto, la invitación es que te des la oportunidad de hacerlo.
¿Qué nos limita para conectar con nuestro empoderamiento? Las creencias limitantes son el mayor factor por el cual muchas mujeres no logran el verdadero empoderamiento. Se trata de ideas preconcebidas que arraigamos en nuestra mente como una norma, como una ley o pensamientos negativos que consideramos ciertos, sin que necesariamente lo sean, y que condicionan nuestra vida, limitándonos.
Identificando Creencias Limitantes
¿Por qué es importante identificar las creencias limitantes? Porque esto me permitirá saber y tener conciencia de qué es lo que me está frenando y paralizando en mi vida para hacer todas aquellas cosas que me hacen vibrar positivamente, pero que, por alguna razón, no hago porque me siento estancada, tengo miedo, etc.
Una vez que identifico las creencias que me están limitando, tengo la posibilidad de educar a mi mente con una nueva creencia que sea lo contrario a la anterior, es decir, puedo traer a mi mente una creencia posibilitadora y así poder decidir. Las creencias limitantes se pueden definir en diferentes áreas de la vida, incluyendo la física, la intelectual, la afectiva, la profesional, la espiritual y la económica.
¿Sabías que nos hablamos a nosotras mismas unas 50 mil veces al día, el 80% de las cuales contienen mensajes negativos? Ése es un buen punto para empezar. ¿Qué cosas negativas te dices? Ejemplo: “Lo he vuelto a hacer mal, nunca conseguiré hacerlo bien”.
Hazte preguntas poderosas. Obviamente, en cada persona serán distintas, pero puedes empezar preguntándote «¿por qué?» cada vez que detectas un objetivo que crees que no puedes cumplir. O de otro modo: ¿Qué te impide alcanzar tu objetivo? ¿Qué crees que te frena?
Se trata de poner esas creencias negro sobre blanco y tomar conciencia de ellas. De ese modo, te conocerás mejor y tendrás más capacidad para crecer. Estar anclada siempre en el mismo nivel de conciencia es como leer siempre la misma página de un libro.
Una vez detectadas, todas las técnicas para desechar creencias limitantes se basan en desafiarlas continuamente y con constancia, permitiéndonos decidir por aquellas creencias que nos posibilitan. Así, el primer paso para abordar las creencias limitantes es ponerlas en palabras. Una vez hecho esto, resulta útil formularnos preguntas como: ¿Qué hechos demuestran esa creencia? ¿Qué hechos demuestran lo contrario? ¿De qué me sirve tener esta creencia? ¿Cuál es el precio que estoy pagando por tenerla? ¿Qué me aporta? ¿Qué intención positiva tiene? ¿Siento paz o estrés con esta creencia? Y, por último, la pregunta decisiva: ¿Quiero continuar sosteniéndola?
Con ello, tendemos a caer en la cuenta de que las creencias limitantes se ajustan a una realidad muy parcial: la nuestra. Una vez conscientes de todo ello, el 20% restante del trabajo consiste en ir desafiando nuestra creencia limitante día a día. Cuando surja, nos repetiremos que no es cierta, que es inútil y que lo que nos aporta lo podemos conseguir por vías más sanas.
Las frases reafirmantes al inicio del día pueden ayudar. Todo esto cuesta, y es un proceso. Las creencias se han ido reforzando durante muchos años, por lo que no podemos esperar eliminarlas en dos días. Pero se puede. Depende de la persona y de muchos factores, pero se suele decir que en unos dos meses podemos reprogramar una creencia si somos constantes. El tiempo depende de cada persona y de lo hastiada que estés, y eso te da la fuerza para hacerlo.
Existen técnicas sencillas que se llevan a cabo contando con la ayuda de un profesional. Obviamente, es la forma más sencilla y rápida de hacer todo este trabajo. Pero tú también puedes comenzar a realizarlo desde ahora, y verás cómo mejora tu forma de encarar los desafíos y los resultados en distintas áreas de tu vida.
Por Macarena Silva Catalán, coach y mentora en empoderamiento femenino.