Comparte y corre la voz

Manifieste, hable por su diferencia

Crédito fotografía : Marco Mesina/ Memoria Chilena

No soy Passolini nombrado por Lemebel, no soy, tampoco, Victor Hugo preguntando que pasa donde pasa, tampoco Neme asombrándose con el olor de los pedos. Hablo por mi diferencia.

No soy un marica solamente, un corpóreo que se disfraza de la fecha comercial estacional. Soy tantas otras cosas, me gustan tantas comidas y canciones, conozco ciertos oficios, no me disfrazo y al mismo tiempo me disfrazo todo el tiempo, como todas las personas, interpreto un papel que me toca.

Hable por su diferencia, defienda lo que usted es. Sospeche de esta cueca, por democrática, pero no me hable del pueblo porque ser pueblo marginado es peor. Y entonces, ¿Qué harán con nosotres, presidente? Y no me hable de la militancia, mire que ser disidencia es una cosa, pero ser disidencia militante es otra. 

Ser disidencia, en el fondo, es ser margen, pero no una elección sobre habitar el margen, es una circunstancia. Hermosa, como el plata de la voz de la Cecilia, atroz como el relato más triste y cubierto de ceniza de pucho de la Lemebel. Dilo calladito en el zanjón de la aguada, timbre de pajarito, bolsas plásticas con cadáveres de gatitos.

Yo no pongo el culo, altiro, compañero, yo pongo la carita, y esa es mi venganza, porque ahí está la boca, la peor loca, porque si yo soy loca, esta es peor, malhablada, maltratada, que escurre su malestar cuando me pegan en el depósito de lamentos, loca, fuerte. No fuerte de fortaleza, ni de fuerza, fuerte de fuertona, no todos me van a entender, todas quizá, todes de más. Loca la otra. 

  Y porque si me apuro, me pierdo de todo lo que puedo decirte mirándote, y escucharte diciéndome, y eso no me lo quiero perder.

Yo no voy a cambiar por la izquierda, que me rechazó tantas veces, no necesito cambiar, así seré más subversive que ustedes, quizá, no sé, no es mi interés cuantificarlo ni menos echarlo a medirse, quizá ni quiera serlo, pasa que cargo un hastío hacia cada palabra, todas me quedan incómodas, como el uniforme del colegio que se deja atrás cuando se puede pagar ropa igual pero de colores.

 A otra cola con esa corbata, esa parte se la dejo a usted, que le interesa que la revolución no se pudra de todo, la vigencia, vintage chic, los lentes de marco notable, el corte varón medio corto, la barbita de unos días, con maquinita en el espejito. La polera estampada de hermana mayor de película de López con chaqueta de la sección de adultas, DA AR LIN. El blazer, por favor, dejad de disfrazaros de adults. You´re not.

Capaz que no necesite cambiar, pero tenga que hacerlo, igual, apegarme a lo que soy tampoco deseo, pero sin duda que, de ejecutivo bancario, sin serlo, jamás me voy a vestir. Reivindico a la funcionalidad, y en la intimidad a la comodidad, creo que hay belleza en aquello que es, y que además es bonito. No en lo que es porque es bonito.  No me disfrazo de poeta, no me pongo una boina del color del set de televisión donde me invitan a mostrar los ojos arrugados. 

Hay tantes niñes que van a nacer en este mundo, lleno de cables que rompen alitas, y yo quiero que su gobierno les dé un pedacito de cielo azul para volar.

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