Comparte y corre la voz

Los avances en el empoderamiento femenino

FOTO

Por Macarena Silva Catalán, coach y mentora en empoderamiento femenino.

El camino hacia la equidad de género ha sido largo, con logros significativos en los últimos años. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer. Muchas veces, nos encontramos atrapadas en un ciclo de autocrítica y comparación, donde se destacan más las dificultades que los avances. Hoy quiero invitarte a reflexionar sobre cómo hemos avanzado en cuanto a la brecha de género y la importancia de reconocer estos logros. Es momento de cambiar la narrativa, en lugar de enfocarnos únicamente en lo que aún falta por hacer, es fundamental celebrar lo que ya hemos alcanzado y, sobre todo, entender que la verdadera equidad comienza desde casa.

Reconociendo los avances en la brecha de género

A lo largo de la historia, las mujeres hemos luchado incansablemente por nuestros derechos. Desde el derecho al voto hasta la participación en esferas políticas, empresariales y sociales, los avances son innegables. Sin embargo, la brecha de género sigue presente en muchos aspectos, como la brecha salarial, la representación política y la violencia de género.

A pesar de estos desafíos, es importante destacar que hemos avanzado. El acceso a la educación para mujeres y niñas ha aumentado significativamente en muchas partes del mundo, las leyes de igualdad de género han sido fortalecidas, y más mujeres ocupan cargos de liderazgo en diversas industrias. Pero, a menudo, estos avances no se celebran lo suficiente, y el enfoque parece centrarse solo en lo que falta, creando un ambiente de frustración constante. Si bien reconocer las dificultades es necesario para seguir luchando, también lo es reconocer los logros para poder continuar construyendo sobre ellos.

Un aspecto crucial en la lucha por la igualdad y equidad de género es el juicio que a menudo nos hacemos entre nosotras mismas. Muchas veces, las mujeres somos las primeras en señalar nuestros propios límites. En lugar de apoyarnos mutuamente, en ocasiones caemos en la trampa del «síndrome del impostor» o en comparaciones que solo nos alejan de nuestros objetivos. Nos decimos que no somos suficientemente buenas, capaces o merecedoras del éxito que buscamos, y todo esto sin la intervención de factores externos.

Este autojuicio no solo limita nuestro potencial, sino que también perpetúa una cultura de competencia destructiva. En lugar de celebrar los logros de otras mujeres, a veces nos dejamos llevar por la envidia o la comparación. Es importante recordar que, si queremos avanzar como sociedad, necesitamos construir redes de apoyo genuinas, donde el éxito de una mujer sea celebrado por todas. Como sociedad, necesitamos aprender a ser más generosas con nosotras mismas y entre nosotras. Es momento de dejar de predicar y empezar a practicar el apoyo real, sin envidias ni competencias innecesarias.

La verdadera transformación comienza en el hogar, en las pequeñas acciones cotidianas. Como mujeres, tenemos la responsabilidad de predicar con el ejemplo, de mostrar a las nuevas generaciones cómo crear un entorno de igualdad y respeto. La equidad de género no se logra solo en las leyes o en el discurso; se logra en las interacciones diarias, en el modo en que educamos a nuestros hijos, en cómo nos relacionamos con nuestras parejas, en cómo nos tratamos entre nosotras.

Si bien la sociedad tiene un papel importante en la construcción de la equidad, el hogar es el primer lugar donde se siembra la semilla de la igualdad. Desde la manera en que distribuimos las tareas del hogar hasta cómo fomentamos el respeto mutuo en nuestras relaciones, el cambio real empieza en casa. Empoderar a las mujeres no solo se trata de alcanzar posiciones de poder, sino también de cambiar las dinámicas internas que refuerzan estereotipos y roles de género tradicionales.

La Importancia de Unir Fuerzas con los Hombres

Uno de los aspectos más cruciales en la lucha por la equidad es la colaboración entre géneros. La igualdad no puede lograrse si no trabajamos juntos. Si bien la lucha feminista ha sido fundamental para visibilizar las desigualdades, no podemos olvidar que, sin los hombres, no podemos avanzar en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana. Ellos también deben ser parte del proceso de cambio.

Es esencial que los hombres tomen conciencia de su rol en la construcción de una sociedad más equitativa. La equidad no es un juego de suma cero; no significa que las mujeres ganen a costa de los hombres. Al contrario, cuando todos somos iguales en derechos y oportunidades, todos ganamos. Por ello, la inclusión de los hombres en el diálogo sobre equidad de género es fundamental. No se trata de un «nosotras contra ellos», sino de un esfuerzo colectivo por construir un mundo más justo y respetuoso.

El camino hacia la equidad de género está lleno de desafíos, pero también de avances importantes que merecen ser celebrados. Para lograr la igualdad, no solo necesitamos políticas públicas que favorezcan a las mujeres, sino que también debemos transformar nuestra mentalidad y nuestras relaciones. La equidad de género comienza en el hogar, con pequeños actos de generosidad y apoyo mutuo, y se fortalece cuando unimos fuerzas con los hombres. Solo así podremos construir una sociedad donde la igualdad no sea una aspiración, sino una realidad tangible para todos.

*Las publicaciones en esta sección son responsabilidad de sus autores/as, quienes no tienen vínculo laboral con Empoderadas, y no reflejan necesariamente nuestra postura como medio de comunicación

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

+ noticias y columnas