Para nadie es un secreto la convulsión social y política por la que estamos atravesando, la cual nos lleva a un proceso de transformación que está marcado por la redacción de una nueva constitución, sin embargo, dicha transformación no se agota allí.
El cambio constitucional tiene un rol fundamental, pues dará cuenta de las nuevas ideas y valores que hoy están presentes y predominan en nuestra sociedad, habrá nuevos consensos que marcarán la pauta de toda nuestra legislación, sin embargo, creo que el debate y la discusión para su elaboración nos permitirá abordar una serie de temas, no solo para plasmarlos en este instrumento jurídico, sino también para avanzar hacia algo tan o aún más importante: El “cambio cultural”.
En ese sentido, cada una de las banderas de lucha que tomo como candidata, no solo es para llegar a crear propuestas constitucionales concretas o cuando ello no sea posible, sentar las bases para que nuestra legislación avance en ese sentido, sino también para crear consciencia e instar a una reflexión sobre ello.
Así, a través del cambio constitucional no solo espero que se implemente un sistema que haga al Estado garante de nuestros derechos constitucionales y en especial de los derechos sociales, sino que además exista en cambio en cómo, nosotros y nosotras como sociedad entendemos que somos titulares de derechos destinados a proteger nuestra dignidad y a promover nuestro desarrollo, que nos pertenecen por solo ser personas.
No sólo espero que se consagre una medida de discriminación positiva como sería el derecho a un acceso universal para personas en situación de discapacidad o adultos mayores, sino que además exista un cambio en la mirada y trato que tenemos con las personas en situación de discapacidad, atendiendo a sus necesidades en razón de sus diferencias, pero integrándoles como a toda persona, valorando la tarea de sus cuidadores y cuidadoras.
No sólo espero que se establezcan mecanismos de participación ciudadana que nos de paso a una democracia más participativa o a lo que recientemente se ha desarrollado como democracia radical, sino que además como ciudadanos y ciudadanos comprendamos la importancia de nuestra opinión e intervención en materias de interés público.
Y así podría seguir mencionando una serie de nuevos lineamientos para la nueva Constitución y el consecuente cambio social que deberíamos realizar, pero creo que ustedes ya entendieron la idea. En síntesis, no basta con el cambio constitucional, sin duda es de gran importancia y tendrá efectos jurídicos que se reflejaran en su aplicación y en la de nuestra legislación, sin embargo, allí donde la ley no alcanza, donde los hechos de la vida cotidiana escapan de la regulación legal, entra el comportamiento cultural que también es necesario cambiar para avanzar hacia el Chile que casi un 80% de nuestra población quiere y sueña, un Chile más justo, más inclusivo, con más cultura y menos consumo, con más tolerancia y menos odio.