¿Cuándo se interesó por el mundo del patinaje?
-Comencé practicando este deporte en Temuco y para aprender más viajaba a Santiago para capacitarme. A la edad de 15 años, empecé a dar clases los fines de semana y así además de ser deportista aprendí a enseñar, que son cosas diametralmente opuestas. Esto fue ocurriendo en paralelo a mis estudios académicos para ser profesora de artes plásticas, profesión que nunca ejercí.
En ese tiempo fuimos pioneras con mi madre Nivia González (destacada directora y profesora del ballet clásico), ella hacía las clases oficiales y cuando terminé la universidad me dijo “tú te quedas con el patinaje y yo con el ballet” y así fue como me he dedicado a esto desde hace 30 años. En todo este tiempo he tomado muchas capacitaciones y soy entrenadora reconocida por la Federación Chilena y el Comité Olímpico.
Durante todo este tiempo ¿Cuántas alumnas han entrenado en su club?
-Es difícil dar un número, tengo alumnas que empezaron conmigo y hoy están dictando clases o que incluso me traen a sus hijas. Otras niñas están dos meses y se retiran, pero yo calculo que alrededor 2 mil niñas y niños han entrenado conmigo.
Y en esa línea ¿Recuerda alguna experiencia o logros significativos?
-Hemos competido en Chile y a nivel internacional. Recuerdo un grupo de niñas con las cuales logramos medallas nacionales y sudamericanas pero después algunas tomaron otros caminos, estudian o se dedican al deporte competitivo, porque acá ser patinadora no es como en otros países, no tiene la rentabilidad de un futbolista por ejemplo.
La pandemia implicó la suspensión de clases y de galas artísticas ¿Qué significó para usted esta crisis sanitaria?
-Lo viví mal al igual que mis otros colegas de patinaje y otros deportes, logré quedarme con la mitad de mis alumnas haciendo clases en línea, pero fue difícil porque no se podía patinar y cada una estaba en su metro cuadrado. Hicimos mucho trabajo en seco, donde abordamos control corporal, equilibrio, la parte musical, coreográfica, teatral y todo lo que lleva este deporte artístico. Lo sostuve varios meses, después en septiembre de 2020 empezamos a salir un poco, retomé con algunas presencialmente y vivimos varias cuarentenas. Fue un golpe en todo sentido pero en cuanto a lo deportivo habían muchas madres que me pedían hacer las clases y es muy bonito y satisfactorio cuando ellas te dicen que este deporte ha sido beneficioso para la parte emocional de los niños y niñas.
¿De qué forma el patinaje cree que puede aportar al empoderamiento de las niñas?
-El patinaje es como la vida diaria debes proponerte una meta, planificar como lo harás para alcanzarla, trabajar para ello, tener alguien como guía, pero finalmente que seas tú misma quien gracias a tu aprendizaje, crecimiento personal lo logres. Cuando eso suceda te darás cuenta que no importa del género que seas. Desde el punto de vista de las mujeres, se refleja cuando ves que no necesitas depender de un otro para alcanzar tus metas, solo creer en ti.
¿En que está actualmente y cuáles son sus objetivos para este año?
-Este año el objetivo es retomar campeonatos y retomar mi gala que por dos años no logre hacer por aforo, además de las clases que recientemente inicié luego de vacaciones.